CARMINA O LAS VOCES BAJO TIERRA /5/







Antonio Santamaría Solís


La piel enrojece, se desescama y muere, en lo más profundo de nuestras conciencias. Mire donde mire esas diminutas zarpas infantiles constelándolo todo, tatuando los cristales de las ventanas como lívidas mordeduras de serpiente.  Precaución, no deje los medicamentos al alcance de los niños, no deje a los niños al alcance de los niños, no les deje al alcance de sí mismos. Espantoso esquema, el mundo es una representación de la familia a gran escala. / Papá un día antes que tú murió Valentín, y antes murió Concepción y antes Paulina. Al día siguiente de tu muerte se marchó Antonio, y después Eugenio y Cesaria y Damián. Es este el Juego de las Consecuencias: primero hombre y mujer nacen, segundo sin conocerse se encuentran, tercero habiéndose conocido se separan. Las Consecuencias vendrán dadas por el azar, hay quien también lo llama destino. Se dobla se desdobla y se superpone, se aleja, se separa, crece y decrece, se colorea o ensombrece, crece y prolifera colonizando la página pautada sin respetar márgenes o renglones, se desborda infectando las dimensiones vecinas colapsando lo hasta entonces sabido arrojándose suicida en lo ignorado, hasta que de un instante para otro /                         / se borra, se precipita en la nada, se esfuma en fin, desaparece. / Me resisto a la ficción en cuanto tal. Quiero acercarme a los secretos detalles de lo real, el fantasma de la certidumbre regresa, los detalles de la auténtica existencia no diluidos ni oscurecidos por la ficción, al fantasma se le enredan los pies inexistentes enhebrados en el relato de lo real, esos textos que tienen para mí más interés y me estimulan y gratifican más que las más grandes obras literarias de los más grandes autores.* Cierro comillas. / Nada tan hermoso como ese rostro adolescente débilmente iluminado por la pantalla, luz de luna, los ojos hundidos en la nada y los labios temblorosos, entreabiertos sobre el incipiente desenlace, el futuro. Suena el teléfono. / Una pareja de turistas con su perro muerto atado bajo la mesa. Una pareja de turistas muertos con su perro muerto atado bajo la mesa muerta. Plaza Mayor. Fantasías cada vez más perversas destinadas a los niños globos de vidrio transparente con delicadas luciérnagas en su interior, pequeños cadáveres de luz verdosa congelados en el tiempo muerte alegremente enarbolada por las criaturas bajo la complacida mirada de sus padres. Vieja y nueva generación, el horror de la tecnología nos ha unido y nos destruirá mobilis immobilis, estamos llegando al final. / Primero el nombre de un hombre, segundo el nombre de una mujer, tercero el nombre de un lugar, cuarto un comentario, quinto un segundo comentario, sexto un resultado: uno encuentra a dos en treintaicuatro, ella responde cinco y en consecuencia ocurre seis. "La revelación de la realidad inconsciente del grupo, nos dirá Ene Ce, el cadáver exquisito saborea el vino nuevo. / El Cadáver Colectivo viaja en metro, Línea 6.  Soy un cantante cristiano, asegura con la camisa blanca inmaculada abotonada hasta el cuello. Si alguien quiere colaborar libremente… quiero que seas mi universo, una y mil veces, quiero que seas mi universo, oración débil, lastimera, mentirosa quiero que seas... que seas seas el misterio se aleja, se escapa girando y girando sobre sí mismo, otra galaxia inmolada, gorgoteando desaparece como tantos milagros desechables un solo uso por el sumidero de la vida. /  




*Mi gratitud a Peter Carlesi, cuyas observaciones a propósito del binomio realidad-ficción –en negrita en el texto- vertidas en su libro Remnants, Letters and Emails 1983-2007 (Lonesome Traveler Press, Madrid 2018) me han sugerido la presente interpretación en castellano. 

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