RÖNTGEN - la vida desnuda







éramos tan jóvenes / podíamos ver el futuro a través de nuestras manos / bastaba la luz del sol filtrándose de la alta ventana / iluminando a la caída de la tarde las venas azules / las manos levantadas en alto / interpuestas entre el rayo dorado y nuestros ojos / dorados / éramos tan jóvenes / podíamos ver lo que / nunca sería / el futuro invisible / lo que la gente nombraba / muerte / la vida desnuda que danzaba dulce / tras la puerta entreabierta / al alcance de tus manos / la ciudad se dilataba ante nosotros / cada atardecer en nosotros crecía / la ciudad  en tus pulmones / cada noche en mi corazón / se ramificaba en calles / bares sonoros / en tu piel / ebrios encuentros enredados en / humo /  dulce  crecía vía láctea y vibrante / al alcance de mis manos / descubríamos el futuro en la desnudez que los espejos / los rostros / en el trasluz la música mostraba / lo que nunca sería / bajo la piel / el alma filtrándose el futuro invisible / como huesos azules arrebatados / bailábamos / nunca así tangibles / tan concretos / clarividentes 


                                           



Julius Röntgen (1845-1932)
Sonata para piano y violoncello, Op.41 -fragmento- (1901) 
Godfried Hoogeveen, violoncello – Edith Grosz, piano

Texto: Antonio Santamaría
Fotografías: Marion Thieme




Comentarios

  1. Francamente romántico! Me gusta, precioso!!!!

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  2. Esta vibración atraviesa las edades y proyecta su luz hacia, desde, para y con el infinito. La música y los cuerpos lo saben. Gracias, Antonio, por la belleza y la verdad, una vez más.

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