La expulsión del paraíso / preliminares a una lectura poética

 

 


 Paradoja, la lengua es una frontera erizada de palabras. La palabra origen, palabra nacimiento, pone nombre al primer límite, se trata del sonido que abre cerrando todos los demás. Es raíz que ha brotado de aquel silencio amniótico donde bucean los ecos del músculo materno. Pronunciar la palabra origen ha implicado la expulsión del paraíso, es el sema que separa de forma inapelable al hombre de su íntimo animal incógnito. / El hombre enarbola la palabra como un arma. Valiéndose del lenguaje cava trincheras. Con su voz establece jerarquías, diferenciaciones, categorías, abre abismos insalvables, espacios blancos entre letras negras. / El animal, ajeno, sobrevuela en círculos los rasgos distintivos de ese lenguaje. El hombre, saliendo a medias del sueño, extiende una mano y acaricia el campo semántico de su perro. / La poesía está en los extremos, en los puntos de tensión, sin embargo la prosa cuelga penosamente en el centro, tambaleándose entre una radicalidad y otra. El alimento de la poesía es a menudo extraño, la prosa se nutre de otro tipo de despojos, pegados al hueso de la realidad. A veces, el olor de lo que hubo, una vez roído el hueso, será lo que los poetas utilicen para construir sus versos. Exhalación del lenguaje, emanaciones, al fin y al cabo, lenguaje trascendido. /

                                        


 En este texto también se superponen diferentes campos cosidos. Geografías pespunteadas que se siguen para retroceder y después quebrarse, como aquellos animales del bosque que se cruzan y entrecruzan, esquivándose, ocultos entre el follaje, o precipitándose los unos en los otros inopinadamente. Hay diferentes planos de costura, con sus distintos hilos de color, repeticiones, iteraciones siempre intencionadas que varían la frase, la secuencia urdida, levemente, para que crezca imparable su desarrollo circular. Son cauces que se mezclan y confunden conservando sin embargo su propia identidad. En el centro de esta urdimbre, entre hilos que cuelgan como lianas o tiras de pellejo, como venas desprendidas o cabellos removidos por el viento la respiración se agita, la respiración formula palabras germinales que caen sonoramente dentro del bramido, el aullido, el graznido bronco, el roce de unas ramas contra otras al paso del luminoso tejido del animal. El aliento ha puesto en pie la primera voz humana. /

Texto: Antonio Santamaría Solís

 Imágenes: Detalles de la obra "El Bosque", de Marion Thieme, 2021

Financiado por el Fondo Asistencial y Cultural de VEGAP "Ayudas a la Creación S.O.S. Arte/Cultura" 2021

  Documental sobre la elaboración de la obra:    https://youtu.be/Kh7pVOUAxDw

 

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